Saturday, August 20, 2005

El Insomnio Productivo (Reflexión)

El insomnio productivo
- Roberto Morris

Hay tantas personas escribiendo de tantas cosas tan importantes que yo he decidido hablar de lo intranscendente. Seguramente jamás ganaré un premio Nóbel por escribir sobre estas cosas, ni conseguiré una placa en la rotunda de los hombres ilustres o si quiera lograré una crítica favorable en una revista literaria, pero habré logrado convertir mi terrible insomnio en un acto casi divino, a través de haber creado algo, por más intrascendente que sea. Seguramente cuando dios creo al mundo, es por que no podía dormir. Ahora, la cuestión sobre si dios duerme o no, o en general si dios existe o no, es un tema demasiado trascendente y por lo mismo, no lo discutiré. Discutiré algo que a nadie realmente le importe, mis sabanas.

Decidí este tema por que ni a mi me importa. No son buenas, no son malas, solo son. Son blancas y de una mezcla de algodón con poliéster. Olvidándonos que el proceso para fabricar estas sábanas seguro incluye una gran fábrica de empleados tercer mundistas explotados en pésimas condiciones laborales y que el hecho de que sean de poliéster implica un proceso terriblemente dañino para nuestro ya frágil medio ambiente; a quien realmente le podría importar mis sabanas. Pero de nuevo, esos son temas demasiado importantes para este ensayo puramente lúdico.

Mis sabanas las compre en un mercado de la calle, me las vendió un architecto llamado Rolf. Rolf me contó que lo corrieron de su despacho gracias a un “merger” con otra empresa, después de 16 años de trabajo le dijeron que sus diseños ya no eran “cutting edge” y que iban a inyectar a la empresa con “nueva sangre”. Rolf le entró al negocio de las sabanas gracias a su cuñado que es contrabandista de textiles.

No le iba a comprar sus sabanas (que aparte de ser contrabando eran explotadoras de trabajadores y malas para el medio ambiente) pero me partió el corazón al contarme que si no conseguía dinero lo iban a sacar de su casa con todo y su hijita recién nacida. Esto me planteó un dilema ético muy fuerte ya que al ayudar a Rolf iba a estar apoyando a mercenarios neoliberales sin conciencia ambiental. Pero la imagen de una niñita recién nacida sin hogar pudo más, y aparte, yo necesitaba sabanas y Rolf las vendía a buen precio. Pero estas decisiones son demasiado trascendentes, hasta filosóficas, y reitero, eso no nos importa. Aunque debería.

2 comments:

e. said...

Ya escribe algo nuevo, no?????? porfis, e.

Unknown said...

Arquitecto....no architecto.