Thursday, October 11, 2012

El chico nuevo ( cuento corto)


En su primer día de clases, en su nueva escuela Lucas portaba pantalones cortos, tenis y una camiseta, que aun holgada, hacía notar una copiosa llantita alrededor de su cintura. Nada de esto sería digno de mencionar si no fuera que  aquella academia de aprendizaje era de uniforme riguroso. Todos los muchachos iban de pantalón café, camisa blanca (de cuello almidonado), suéter beige y zapatos top siders o mocasines. Las chicas portaban un jumper de cuadritos en distintos tonos de café (siempre se las ingeniaban para hacer la falda mas corta). Ese rigor en la uniformidad hasta pudiera confundirse con la antaña escuela comunista, sin embargo, habían ciertas libertades entre los alumnos que les permitía distinguir su nivel  social y jerarquía dentro de la vorágine del patio escolar.

Los machos se distinguían a través de 3 elementos clave. Primeramente, sus relojes. Aunque la gran mayoría portaba aquellos modelos de CASIO con calculadora incluida , uno que otro portaba un Rolex que le había regalado su papá, o un Cartier que le robo a su abuelo senil. Otros, los frustrados, compraban un Citizen que parecía Rolex, esperando que nadie se diera cuenta. Los jodidos traían relojes con logos de empresas , de aquellos que regalan en las cenas de fin de año o en las campañas poíticas.  Lucas no tenía reloj.

El segundo factor de distinción era el cinturón. La gran mayoría tenían cinturones de cuero trenzado, la onda de la época era hacerse un nudo con el restante. Los gorditos, como Lucas, buscaban otras opciones, ya que era demasiado penoso no tener el cacho de cinturón restante para hacerse el nudo. Los riquillos se ponían cinturones con hebillas de marca. La “G” era la mas popular de la época. Había un niño que portaba una “G” inmensa, pero no era de marca, era por que su papa era ranchero y se llamaba Gerardo. Todos sabían esto, pero nadie decía nada, se rumoraba que don “G” era amigo del Señor de los Cielos.

El tercer factor eran las mochilas. Habían aquellos que usaban portafolios de plástico endurecido, estos eran muy útiles para usar como trineos y deslizarse por las escaleras. Otros portaban mochilas al hombro con un sin fin de temáticas. Los “cool” tenían mochilas italianas, rotuladas con la marca Invicta, y cuando estos querían deslizarse por las escaleras, tomaban prestados o a la fuerza, los portafolios ajenos. Lucas, llevaba la mochila que había utilizado el año escolar previo. Era roja.

Los códigos entre las niñas eran mas sencillos. Habían las guapas, la no guapas, y las cabronas. La cima de la pirámide era ocupado por las que eran guapas – cabronas. Luego compartían el siguiente peldaño  las cabronas que no eran guapas y las guapas que no eran cabronas. Las no- guapas que no eran cabronas eran la jerarquía mas baja. Eran como los gorditos sin reloj y sin mochila italiana.

Lo curioso de todo eso, es que en vez de solidarizarse con sus compañeros de jerarquía, como lo hacen los insectos, entre las bases se dedicaban a tirarse mierda para apantallar a los tlatoanis del patio. Muy de vez en cuando, entre las guapas que no eran cabronas, salía una defensora, esto duraba hasta que su novio con Rolex se volvía el agresor.

Lucas no sabía nada de esto, por que el no era de allí. Sus papas eran oriundos del planeta RADD, que quedaba a casi 500 años luz de la tierra. Ellos habían sido enviados a la tierra, de manera inesperada para una misión de la más alta importancia, por ende, no tuvieron tiempo de comprarle a Lucas su uniforme para el primer día de clases, ni Lucas tuvo tiempo para asimilar la cultura terrícola antes de entrar a la escuela. Todo era nuevo para el.

Cuando sus padres lo dejaron en la escuela, le indicaron que a las 8:30 de la mañana sería la formación de los grupos. A el , aparentemente le tocaba formarse sobre un círculo que decía 1-A. Al identificar la zona en donde se tenía que formar, Lucas se quedó orbitando en las inmediaciones, eran las 8:20. Todos lo veían chistoso, nadie se le acercaba. Era el único sin uniforme y sin reloj.

Repentinamente, sonó en el ambiente, 3 fuertes truenos.

– ¡Boom! – ¡Bam! – ¡Sok! –

Lucas averiguo posteriormente que esos sonidos eran cohetes que la iglesia de la comunidad aledaña hacía sonar para celebrar a San Miguel Arcángel, éste , aparentemente era un soldado inmortal, con alas, que había evitado la captura de un reino en las nubes cuando, con una espada, decapitó a un tipo llamado Belcebú, que aparentemente a pesar de su decapitación, sigue vivo. Esa historia le recordó mucho de tatarabuelo Pepe, que lucho en la liberación de RADD.

En aquel momento Lucas era ignorante de esto. Lucas solo tenía como antecedente su formación intelectual en su planeta de origen. Allí sonidos como estos auguraban la inminente llegada de tormentas de meteoros. Por eso, en ese momento, Lucas de manera instintiva adoptó el protocolo de su planeta, y se tiro al suelo , boca abajo, tapándose la cabeza con sus manos. Silencio…

Momentos después, el silencio se rompió con risas incesantes, risas delirantes, risas que provocaban que los y las estudiantes babearan de la boca como perros rabiosos. El los observaba confuso, no entendía por que eran así. La risa se detuvo poco tiempo después, con otro sonido fuerte,  un timbre. Cuando este sonó, tal experimento de Pavlov todos los jóvenes se fueron a formar en sus áreas correspondientes. Lucas se paró, se desempolvó y se formó.

- Tu no vas aquí- Le dijo  una niña, con una voz cariñosa.
– Esta es la fila de las niñas, tu vas allá – apuntaba a una fila paralela.
- Te tienes que formar por altura- Le advirtió sonriente.

Lucas, tan ciscado de cometer cualquier error ni siquiera fue capaz de contestar. Solo la vio e inclino su cabeza para reconocerla y agradecerle su cariño. La niña le sonrió, tenia frenos en los dientes.

- ¡Que castigo tan terrible! – pensó Lucas. – ¡Que habrá hecho!-
Luego averiguo que eran. Luego se los pusieron.

Después de adquirir un uniforme, un CASIO y un cinturón de trenza XXL Lucas logro pasar desapercibido por un  par de meses, esto a el le quedaba bien. Le gustaba mas ver que ser visto. Sin embargo, un día paso lo impensable. Le hablo una guapa – cabrona.

-Lucas- dijo ella.

Lucas no respondió, solo alzo la mirada.

- ¿Por que estas tan gordo?-  reviró la niña.

Al decir esto, muchos otros se rieron, otros tantos se hicieron los que no escucharon nada, y otras dos de sus amigas se acercaron. Una era también guapa – cabrona, la otra, solo era cabrona.

- Es gordo por que se la pasa leyendo- dijo la cabrona.
- Me gusta leer- contestó Lucas.

-Es gordo por que es pobre-  dijo la segunda guapa – cabrona

A pesar de la evidente falla en la construcción del argumente de la segunda guapa – cabrona , Lucas se mantuvo callado y bajo la mirada.

- Contéstale- dijo la guapa – cabrona

Lucas alzo la mirada.  – No tengo nada que decirle-   Bajo la mirada.

Después de esto, el sintió como una flema se azotó en su cara.  Se limpio con un pañuelo de tela que cargaba en su bolsa. Siguió con la cara enterrada en su libro.

A la salida de la clase, los novios de las dos guapas – cabronas , y sus amigos lo prensaron. Le taparon la cara con un suéter, al no poder ver, lo dotaron de una buena cantidad zapes . Le ataron sus manos detrás de su espalda, y continuaron a arrojarlo por las escaleras trepado arriba de uno de esos portafolios de plástico. Al llegar al fondo, se azoto fuertemente contra la pared.  No lloró. Solo se enojó mucho.

Cada miércoles por la tarde, las dos bandas rivales de machos “alfa” jugaban un partido de futbol en la cancha de la escuela. “Los pijos” vs. “La familia”. Iban las dos bandas, sus novias, las que querían ser sus novias, y los machos que querían, eventualmente, ser parte de este élite. Para todos los demás, los miércoles por la tarde era un especie de oasis en donde uno podría circular por la escuela sin el pavor de ser hostigado por ellos.

Después de cada partido, tanto “los pijos” como “la familia” iban a los camerinos de la escuela a bañarse y cambiarse. Posteriormente se unían a sus novias y admiradores e iban a comer a un centro comercial cercano. A pesar de toda su actitud de rebeldes, eran bastante predecibles. 

Ese día, Lucas decidió divertirse. Mientras todos estaban en la cancha, Lucas entro sigilosamente al baño de los  camerinos. Eran mingitorios metálicos.

Después del partido, ya dentro de los camerinos, se comenzaron a escuchar gritos pelados. Agonía en su forma mas pura. Unos hasta salieron al patio, desnudos y llorando. Encuerados y a la vista de toda la comunidad escolar.

- ¡Mi verga! ¡Mi verga! – Gritaban.

De los 22 jugadores cerca de 8 sufrieron esos dolores antes de que los demás desistieran de permanecer en el recinto. Poco tiempo después, descubrieron que algún maleante había conectado un par de baterías de coche a los mingitorios metálicos. Días después, los baños seguían oliendo a pubis quemado.  Los que sufrieron de los toques, caminaban entre sus compañeros, rodillas juntas y cabizbajos. Fueron, literalmente, desnudados. Las guapas – cabronas que andaban con ellos, los cortaron. Las cabronas les inventaron apodos.

Lucas nunca le dijo a nadie que fue el. No le gustaba llamar la atención, pero todos sabían que fue uno de los tantos “desprotegidos” y ellos, sonreían hacia dentro. Sabiendo que tenían un protector.

Un mes después, Lucas se tropezó con las dos guapas – cabronas y la cabrona que lo habían molestado. Estaban molestando a la niña linda que lo ayudo a formarse. Aparentemente, desde que le quitaron los frenos, ella había ascendido a ser guapa, y captó el ojo del novio de una de las guapas- cabronas. Lucas las descubrió asaltando a la niña linda para robarle sus tampones. Esto, para que ella pasara penas en su periodo.

- Ayúdame- dijo la niña linda.

Lucas no chistó. Se enrollo la mangas, y mientras las dos guapas - cabronas y la cabrona lo veían, comenzó a flotar en el aire. Sus ojos se tornaron azules y luminosos, y, en cuestión de segundos, salieron de ellos un potente rayo laser que hizo explotar las cabezas de las dos guapas  - cabronas y de la cabrona.

La niña linda se le quedó viendo, con un poco de miedo.

- Gracias- Le dijo.

-Esa es la pena por ser hijadeputa en el planeta RADD- contestó.

Lucas ya no volvió a la escuela el año próximo. Todos se preguntaban que le sucedió al chico nuevo.