Tras trece horas de parto partió don Manuel de la panza de su madre.
Tras trece años de tormenta, partió de la secundaria.
Tras trece años de terrible trabajo decidió casarse con una mujer trece días más joven que él.
Tras trece intentos de engendrar un primogénito, partió su mujer sin dar previo aviso.
Tras trece intentos de tratar recuperarla, gastó trece mil pesos en despacharla.
Tras trece horas de llorar su partida, se tomó trece tequilas.
Tras trece meses de vivir borracho, trató de rehabilitarse a través de un grupo con trece integrantes tan briagos como él.
Tras trece pasos, se cayó del borde.
Tras trece clavos en su ataúd, fue velado por trece personas quienes no lo querían, pero querían los trece pesos que dejó sin testamento.
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