En su primer día de clases, en su
nueva escuela Lucas portaba pantalones cortos, tenis y una camiseta, que aun
holgada, hacía notar una copiosa llantita alrededor de su cintura. Nada de esto
sería digno de mencionar si no fuera que
aquella academia de aprendizaje era de uniforme riguroso. Todos los
muchachos iban de pantalón café, camisa blanca (de cuello almidonado), suéter
beige y zapatos top siders o
mocasines. Las chicas portaban un jumper
de cuadritos en distintos tonos de café (siempre se las ingeniaban para hacer
la falda mas corta). Ese rigor en la uniformidad hasta pudiera confundirse con
la antaña escuela comunista, sin embargo, habían ciertas libertades entre los
alumnos que les permitía distinguir su nivel
social y jerarquía dentro de la vorágine del patio escolar.
Los machos se distinguían a través de
3 elementos clave. Primeramente, sus relojes. Aunque la gran mayoría portaba
aquellos modelos de CASIO con
calculadora incluida , uno que otro portaba un Rolex que le había regalado su papá, o un Cartier que le robo a su abuelo senil. Otros, los frustrados, compraban
un Citizen que parecía Rolex, esperando que nadie se diera
cuenta. Los jodidos traían relojes con logos de empresas , de aquellos que
regalan en las cenas de fin de año o en las campañas poíticas. Lucas no tenía reloj.
El segundo factor de distinción era el
cinturón. La gran mayoría tenían cinturones de cuero trenzado, la onda de la
época era hacerse un nudo con el restante. Los gorditos, como Lucas, buscaban
otras opciones, ya que era demasiado penoso no tener el cacho de cinturón
restante para hacerse el nudo. Los riquillos se ponían cinturones con hebillas
de marca. La “G” era la mas popular de la época. Había un niño que portaba una
“G” inmensa, pero no era de marca, era por que su papa era ranchero y se
llamaba Gerardo. Todos sabían esto, pero nadie decía nada, se rumoraba que don
“G” era amigo del Señor de los Cielos.
El tercer factor eran las mochilas.
Habían aquellos que usaban portafolios de plástico endurecido, estos eran muy
útiles para usar como trineos y deslizarse por las escaleras. Otros portaban
mochilas al hombro con un sin fin de temáticas. Los “cool” tenían mochilas
italianas, rotuladas con la marca Invicta,
y cuando estos querían deslizarse por las escaleras, tomaban prestados o a la
fuerza, los portafolios ajenos. Lucas, llevaba la mochila que había utilizado
el año escolar previo. Era roja.
Los códigos entre las niñas eran mas
sencillos. Habían las guapas, la no guapas, y las cabronas. La cima de la
pirámide era ocupado por las que eran guapas
– cabronas. Luego compartían el siguiente peldaño las cabronas que no eran guapas y las guapas
que no eran cabronas. Las no- guapas que no eran cabronas eran la jerarquía mas
baja. Eran como los gorditos sin reloj y sin mochila italiana.
Lo curioso de todo eso, es que en vez
de solidarizarse con sus compañeros de jerarquía, como lo hacen los insectos,
entre las bases se dedicaban a tirarse mierda para apantallar a los tlatoanis
del patio. Muy de vez en cuando, entre las guapas que no eran cabronas, salía
una defensora, esto duraba hasta que su novio con Rolex se volvía el agresor.
Lucas no sabía nada de esto, por que
el no era de allí. Sus papas eran oriundos del planeta RADD, que quedaba a casi
500 años luz de la tierra. Ellos habían sido enviados a la tierra, de manera
inesperada para una misión de la más alta importancia, por ende, no tuvieron
tiempo de comprarle a Lucas su uniforme para el primer día de clases, ni Lucas
tuvo tiempo para asimilar la cultura terrícola antes de entrar a la escuela.
Todo era nuevo para el.
Cuando sus padres lo dejaron en la
escuela, le indicaron que a las 8:30 de la mañana sería la formación de los
grupos. A el , aparentemente le tocaba formarse sobre un círculo que decía 1-A.
Al identificar la zona en donde se tenía que formar, Lucas se quedó orbitando
en las inmediaciones, eran las 8:20. Todos lo veían chistoso, nadie se le
acercaba. Era el único sin uniforme y sin reloj.
Repentinamente, sonó en el ambiente, 3
fuertes truenos.
– ¡Boom! – ¡Bam! – ¡Sok!
–
Lucas averiguo posteriormente que esos
sonidos eran cohetes que la iglesia de la comunidad aledaña hacía sonar para
celebrar a San Miguel Arcángel, éste , aparentemente era un soldado inmortal,
con alas, que había evitado la captura de un reino en las nubes cuando, con una
espada, decapitó a un tipo llamado Belcebú, que aparentemente a pesar de su
decapitación, sigue vivo. Esa historia le recordó mucho de tatarabuelo Pepe,
que lucho en la liberación de RADD.
En aquel momento Lucas era ignorante
de esto. Lucas solo tenía como antecedente su formación intelectual en su
planeta de origen. Allí sonidos como estos auguraban la inminente llegada de
tormentas de meteoros. Por eso, en ese momento, Lucas de manera instintiva
adoptó el protocolo de su planeta, y se tiro al suelo , boca abajo, tapándose
la cabeza con sus manos. Silencio…
Momentos después, el silencio se
rompió con risas incesantes, risas delirantes, risas que provocaban que los y
las estudiantes babearan de la boca como perros rabiosos. El los observaba
confuso, no entendía por que eran así. La risa se detuvo poco tiempo después,
con otro sonido fuerte, un timbre.
Cuando este sonó, tal experimento de Pavlov todos los jóvenes se fueron a
formar en sus áreas correspondientes. Lucas se paró, se desempolvó y se formó.
- Tu no vas aquí- Le
dijo una niña, con una voz cariñosa.
– Esta es la fila de
las niñas, tu vas allá – apuntaba a una fila paralela.
- Te tienes que
formar por altura- Le advirtió sonriente.
Lucas, tan ciscado de cometer
cualquier error ni siquiera fue capaz de contestar. Solo la vio e inclino su
cabeza para reconocerla y agradecerle su cariño. La niña le sonrió, tenia
frenos en los dientes.
- ¡Que castigo tan
terrible! – pensó Lucas. – ¡Que habrá hecho!-
Luego averiguo que
eran. Luego se los pusieron.
Después de adquirir un uniforme, un
CASIO y un cinturón de trenza XXL Lucas logro pasar desapercibido por un par de meses, esto a el le quedaba bien. Le
gustaba mas ver que ser visto. Sin embargo, un día paso lo impensable. Le hablo
una guapa – cabrona.
-Lucas- dijo ella.
Lucas no respondió, solo alzo la
mirada.
- ¿Por que estas tan
gordo?- reviró la niña.
Al decir esto, muchos otros se rieron,
otros tantos se hicieron los que no escucharon nada, y otras dos de sus amigas
se acercaron. Una era también guapa –
cabrona, la otra, solo era cabrona.
- Es gordo por que
se la pasa leyendo- dijo la cabrona.
- Me gusta leer-
contestó Lucas.
-Es gordo por que es
pobre- dijo la segunda guapa – cabrona
A pesar de la evidente falla en la construcción
del argumente de la segunda guapa –
cabrona , Lucas se mantuvo callado y bajo la mirada.
- Contéstale- dijo
la guapa – cabrona
Lucas alzo la
mirada. – No tengo nada que decirle- Bajo
la mirada.
Después de esto, el sintió como una
flema se azotó en su cara. Se limpio con
un pañuelo de tela que cargaba en su bolsa. Siguió con la cara enterrada en su
libro.
A la salida de la clase, los novios de
las dos guapas – cabronas , y sus
amigos lo prensaron. Le taparon la
cara con un suéter, al no poder ver, lo dotaron de una buena cantidad zapes .
Le ataron sus manos detrás de su espalda, y continuaron a arrojarlo por las
escaleras trepado arriba de uno de esos portafolios de plástico. Al llegar al
fondo, se azoto fuertemente contra la pared.
No lloró. Solo se enojó mucho.
Cada miércoles por la tarde, las dos
bandas rivales de machos “alfa” jugaban un partido de futbol en la cancha de la
escuela. “Los pijos” vs. “La familia”. Iban las dos bandas, sus novias, las que
querían ser sus novias, y los machos que querían, eventualmente, ser parte de
este élite. Para todos los demás, los miércoles por la tarde era un especie de
oasis en donde uno podría circular por la escuela sin el pavor de ser hostigado
por ellos.
Después de cada partido, tanto “los
pijos” como “la familia” iban a los camerinos de la escuela a bañarse y
cambiarse. Posteriormente se unían a sus novias y admiradores e iban a comer a
un centro comercial cercano. A pesar de toda su actitud de rebeldes, eran
bastante predecibles.
Ese día, Lucas decidió divertirse.
Mientras todos estaban en la cancha, Lucas entro sigilosamente al baño de
los camerinos. Eran mingitorios
metálicos.
Después del partido, ya dentro de los
camerinos, se comenzaron a escuchar gritos pelados. Agonía en su forma mas
pura. Unos hasta salieron al patio, desnudos y llorando. Encuerados y a la
vista de toda la comunidad escolar.
- ¡Mi verga! ¡Mi
verga! – Gritaban.
De los 22 jugadores cerca de 8
sufrieron esos dolores antes de que los demás desistieran de permanecer en el
recinto. Poco tiempo después, descubrieron que algún maleante había conectado
un par de baterías de coche a los mingitorios metálicos. Días después, los
baños seguían oliendo a pubis quemado.
Los que sufrieron de los toques, caminaban entre sus compañeros,
rodillas juntas y cabizbajos. Fueron, literalmente, desnudados. Las guapas – cabronas que andaban con ellos,
los cortaron. Las cabronas les inventaron apodos.
Lucas nunca le dijo a nadie que fue
el. No le gustaba llamar la atención, pero todos sabían que fue uno de los
tantos “desprotegidos” y ellos, sonreían hacia dentro. Sabiendo que tenían un
protector.
Un mes después, Lucas se tropezó con
las dos guapas – cabronas y la
cabrona que lo habían molestado. Estaban molestando a la niña linda que lo
ayudo a formarse. Aparentemente, desde que le quitaron los frenos, ella había
ascendido a ser guapa, y captó el ojo del novio de una de las guapas- cabronas. Lucas las descubrió
asaltando a la niña linda para robarle sus tampones. Esto, para que ella pasara
penas en su periodo.
- Ayúdame- dijo la
niña linda.
Lucas no chistó. Se enrollo la mangas,
y mientras las dos guapas - cabronas
y la cabrona lo veían, comenzó a flotar en el aire. Sus ojos se tornaron azules
y luminosos, y, en cuestión de segundos, salieron de ellos un potente rayo
laser que hizo explotar las cabezas de las dos guapas - cabronas y de la
cabrona.
La niña linda se le quedó viendo, con un poco de miedo.
- Gracias- Le dijo.
-Esa es la pena por
ser hijadeputa en el planeta RADD- contestó.
Lucas ya no volvió a la escuela el año
próximo. Todos se preguntaban que le sucedió al chico nuevo.